El secreto de una buena barbacoa es contar con unas buenas brasas que cocinen nuestra comida de una forma constante y con fuerza. Por tanto no está de más aprender formas de conseguir unas buenas brasas.
Para conseguir unas buenas brasas podemos usar leña, pero lo más cómodo y eficaz es el carbón vegetal, que arde despacio y es más fácil de almacenar.
Lo ideal es conseguir un lecho de brasas de unos 5-6 cm. de profundidad. El grosor del lecho, junto a la altura de la parrilla, es lo que nos permite regular la intensidad del calor.
Acumulamos el carbón o leña en la parte central de la barbacoa y la prendemos fuego. Lo ideal es prender el fuego con un quemador de gas especial para barbacoas. Las pastillas de encendido, por su composición química, pueden dejar residuos en el carbón que se transmiten a los alimentos.
Dejamos que el carbón/leña arda hasta que las llamas desaparezcan. Extendemos las brasas para poder empezar a cocinar.
Si durante el asado bajara la intensidad del calor podemos añadir carbón sobre las brasas, pero siempre en pequeñas cantidades cada vez, teniendo cuidado que las llamas directas no incidan nunca sobre los alimentos.
Podemos acumular las brasas en diferentes zonas con alturas progresivas, dejando así una zona lateral con menos brasas, menos calor, donde colocar las piezas que se estén cocinando en exceso
Para conseguir en las brasas un toque de sabor-aroma podemos añadir unas ramitas de enebro, tomillo, laurel, romero o cualquier hierba para aromatizar los alimentos, siempre al final de la cocción